No sé ni de dónde sale, pero sale, la fuerza. Cuando me caigo de sueño porque estoy despierta desde las 6 y trabajo horrores, me voy a la cama y leo. Leo ese libro. Y no sólo porque es de la biblioteca y tendré que devolverlo, lo leo porque me urge.
Mi fuerza, sin embargo, funciona con las mismas leyes de mi debilidad. Es un modo contradictorio, confuso, ambiguo, desconfiado y retorcido de actuar. Así como la memoria elimina y el olvido conserva. Y no en el sentido de Everness, yo no salvo por igual el metal y la escoria. O a lo mejor (a lo peor) sí, pero sin entender qué es metal y qué es escoria. Ahora que vuelvo a leer este poema, después de tantos años, me parece otro, Otro.